Mal Marketing… ¿buenos gobernantes?
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En los procesos electorales que vivimos desde hace unos
quince años , los asesores de los candidatos recurrieron con cada vez más
frecuencia y presupuesto al uso del denominado marketing político. La herramienta
ofreció muy buenos dividendos a quien lo utilizó profesionalmente y
lamentablemente en muchos casos, el marketing (y la publicidad que lo
proyectaba) hicieron que malos productos (candidatos) ganaran. Decía el buen
David Ogilvy que lo peor que le puede pasar a un mal producto es tener una
Buena campaña de marketing. Siendo consumidores simplemente abandonamos la
marca, lo hacemos saber a nuestra familia y amistades, demandamos vía Profeco
con altas posibilidades de recuperar nuestro dinero. Sin embargo, cuando se
trata de un buen marketing político y un candidato que no tiene un buen
desempeño y no cumple sus promesas., a
quién acudimos? No vienen con garantía de satisfacción y en este caso lamentablemente
el cliente aún teniendo la razón no obtiene el castigo por el engaño y lo peor,
cuando se trata de servidores públicos da a la impresión de que no les importa
el tema, aunque les afecte a ellos, su familia y comunidad.
Muchos de los candidatos de todos los partidos, ya electos o en funciones NO entienden la
diferencia entre el marketing que usaron
como candidatos y el marketing requerido
ya que están en el poder.
Las marcas más exitosas, grandes usuarias de marketing
estratégico y de buenas comunicaciones, manejan procesos para asegurar, ante
todo, la relación con sus clientes vía gratas experiencias en el consumo.
Estudian a sus clientes más que para satisfacerles, enloquecerles vía calidad
en sus productos y servicios. Parten de conocer y entender a sus diferentes
grupos de clientes (ciudadanos) y de ver la manera en la que pueden ser de los
más competitivos. Hacen frecuentemente encuestas de satisfacción que cubren las
diferentes áreas de la empresa y de ahí dependen bonos e incentivos de los empleados y directivos
(servidores públicos). Su comunicación
es cada vez más en tono de diálogo más
que de monólogo y sus campañas se basan en estrategias creativas que buscan
hacer sentir bien a los consumidores y buscar acciones en las que escuchen el
sentir de sus clientes
Quisiera señalar lo que NO es una uso adecuado de marketing
de servidores públicos, alcaldes, legisladores, gobernadores en funciones.
Siguiendo estándares internacionales no es correcto que las ciudades o Estados tengan
presupuestos de comunicación (monólogos) más altos que los principales productores
o comercios de la zona y que tomen
protagonismo en los medios , que sean más que usuarios de spots entre programas
patrocinadores de noticieros, de secciones
dentro de ellos y de transmisiones especiales. No es correcto que semana
tras semana difundan supuestos logros sin contemplar el sentimiento de sus
clientes. Marketing NO es intentar
cambiar el logotipo de la ciudad o el estado sin que las reglas del juego,
programas de trabajo y la eficiencia con la que se realicen cambien para
mejorar. Marketing NO es tener nuevos diseños de los carros de la policía a
menos que hagan mejor su trabajo. Marketing NO es cuidar la imagen o apariencia
sin ofrecer , en esencia, buenos resultados. Si las Señoras y Señores
funcionarios públicos quieren verdaderamente formar una buena imagen, lo
lograrán primero que nada haciendo muy bien el trabajo que se comprometieron a
realizar y por el cual reciben un justo pago; deberán de sorprender a sus
cliente-ciudadanos con proceso de trabajo eficientes, que brinden beneficios
tangibles. Seguramente hay gente muy bien intencionada que entienda las cosas
bajo ésta óptica.
En el marketing moderno, una buena imagen viene acompañada
de una serie de acciones que buscan una relación emocional y de largo plazo con
el mercado(engagement) y esta se
logra más que con cambios de logotipos o anuncios por doquier con resultados
que les transformen en love marks,
marcas de los que la gente se siente orgullosa de comprar y recomendar. Habrá
manera de que nuestros servidores públicos tomen acciones que nos sorprendan,
con las que nos llenemos de gusto y que recuperemos el orgullo de la marca de
la ciudad o el Estado que representan?. Esperamos a que lo hagan o lo exigimos?
Habrá sorpresas en las nuevas administraciones o en la que se está
reinventando. 2013 puede ser un buen año para todos.
El cliente siempre tiene la razón, siempre y cuando pague bien y exija calidad y servicio.
Saludos a todos,
R. Treviño
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